viernes, 19 de noviembre de 2010

Sagitario.

Una semana que aspiraba a albergar grandes acontecimientos como ver los primeros madrugones y con ellos el estudio de la anatomía de primero que aún está dando por culo (hablando mal y acabando pronto), solo optó a ser otra semana más de lo mismo, con solo un añadido, una lucha contrareloj por acabar (y más urgentemente empezar) un trabajo de anatomía encargado semanas y semanas antes, pero ya se sabe lo agradable que es la emoción de que se te acabe el tiempo.

Cabe destacar los destrozos echos en la cocina, como el arroz pegado, la explosión de un huevo en el microondas o la humareda provocada por uns croquetas.

Y ahora pasemos al plato fuerte, otro jueves más. Todo empezó con la elaboración de unos inocentes gin tonics y una emocionada chantadina pegando post-it (¡con el acento en el it familia!) en un intento de motivar a Sandralín para estudiar y hacer el trabajo de anatomía que no había empezado y que debería entregar a la mañana siguiente, pero todos sabemos que es más importante batir el record de horas de apacible sueño.

Abandonamos el hogar es unas más que excelentes facultades la verdad (menos la chantadina que iba algo contentilla), pero esto duraría poco, en nuestra primera visita al Creme este año (y estar seguros de que no será la última) daba gusto ver como desfilaban los chupitos por nuestros esófagos. Tras las canciones pertinentes como pueden ser Mi niña bonita, Maldito alcohol y Alejandro, la cual sonó cuando saliamos del local y nos hizo regresar con urgencia, nos dirigimos al Banana a por nuestra dosis de canciones orteras, y Piñi y Somi a por algunos tequilas más.

Pero la noche no finalizaría ahí y tampoco en el Karma, donde nos dirigimos a por unas cervezas y un poco de música decente, la noche acabaría y culminaría con nuestra entrada triunfal en el piso.

6.30 am, Sandralín está en el sofá con el trabajo de anatomía a medio hacer, y por la puerta aparecen cuatro personajes etilicamente afectados (sobre todo Piñi y Somi, reconocerlo) con la idea de empezar a entonar de un momento a otro Tractores, cosechadoras... y con un cono que acababa de ser tomado prestado de las obras de la calle de al lado. Fue entonces cuando empezó el declibe con risas sin sentido, canciones sobre compañeros, insultos que no logran ser pronunciados, un intento más que fallido y catastrófico de El club del chiste y frases sin mucho sentido que desembocarían en una llamada de atención por parte de los vecinos con unos puñetazos en la pared.

Sorprendentemente, todos los trabajos de anatomía fueron entregados a tiempo esta mañana, y después de este gesto de esfuerzo sobrehumano que llevamos a cabo las femias de la casa, obviamente, y lejos de tan siquiera intentar ir a clase, nos quedamos en casita jugando al Ultrastar.

3 comentarios:

  1. No si....ahora voy a tener que esconder el portátil,a ver si así estudiáis de una puta vez

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  2. Piñi, el ultrastar lo podemos bajar desde cualquier otro

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  3. Yo sólo digo que a partir de la próxima semana vais a saber lo que es bueno

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